En los últimos años, las medidas de autocuidado e higiene se han vuelto cada vez más importantes en el día a día de las personas. Por supuesto, conocer sobre este tema es sumamente relevante, pero para poder llevar procesos realmente adecuados también es esencial conocer los productos que se emplean para el cuidado personal y en qué circunstancias se debe usar cada uno.
Uno de los productos más populares recientemente, es el alcohol en su formato líquido y en gel para manos. Su practicidad y efectividad para eliminar virus o bacterias no han pasado desapercibidas y muchas personas lo consideran un aliado básico para la desinfección personal y en todo tipo de superficies. Sin embargo, ¿en qué se diferencia cada uno? ¿Acaso pueden utilizarse de forma distinta?
Diferencias entre el alcohol líquido y el gel para manos
Después de una serie considerable de experimentos a lo largo de los años, se ha logrado determinar que la efectividad tanto del alcohol líquido como su opción en gel, es prácticamente igual. Ambos, en medidas normales, pueden eliminar entre un 99,990% y un 99,999% de bacterias en menos de un minuto.
En ese sentido, podría decirse que usar cualquiera de las dos presentaciones puede resolver el problema principal que aqueja a todos: los microorganismos nocivos. Sin embargo, aunque ambos tengan una efectividad similar, esto no significa que no se diferencien entre ellos y que no sea necesario hacer salvedades. Por ello, cuando se vaya a tomar la decisión de comprar alguno de los dos productos de aseo al por mayor o de forma individual, es importante tener en cuenta dos aspectos:
– Tiempo de evaporación o secado:
en 2007, un grupo de investigadores del US National Institutes of Health realizó una serie de estudios sobre el alcohol líquido y en gel. En el proceso, determinaron que una diferencia fundamental era su tiempo de secado, ya que el alcohol líquido se demoraba mucho menos en evaporarse que el alcohol en gel. Aunque parezca un detalle menor, la realidad es que esta diferencia podría ser determinante dependiendo de la superficie en la que se aplique el producto, puesto que en algunos escenarios (como la limpieza de superficies de uso común) un secado lento podría resultar poco provechoso.
Adicionalmente, debido a este detalle, el alcohol líquido suele actuar con más rapidez, ya que su evaporación permite que las bacterias se eliminen en 15 segundos o menos. Por otro lado, el alcohol en gel tiende a tardarse un poco más de 30 segundos.
– Uso: si bien muchas personas creerían que teniendo en cuenta el estudio anterior la mejor opción podría ser el alcohol líquido, la realidad es que esto también depende mucho del uso que se le de. Cuando se quiere desinfectar una superficie o un objeto en específico, el alcohol líquido es la vía más fácil y rápida. Sin embargo, cuando se piensa en desinfectantes para manos, el alcohol en gel tiende a ser mucho mejor, puesto que:
– Su composición permite agregar humectantes o aceites que sean menos agresivos con la piel.
– Es más fácil de transportar en formatos pequeños.
– Debido a su tiempo prolongado de evaporación, tiene mayor vida útil.
– Permanece por más tiempo en la piel.
– Su textura permite que no haya pérdidas o derrames en la aplicación.
– Tiene bajo riesgo de generar reacciones cutáneas alérgicas.
Debido a todo lo anterior, siempre se recomienda evaluar el escenario en el que se emplea cualquiera de las dos opciones, para tomar una decisión mucho más precisa y acorde a las necesidades personales.
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